_Sobre la experiencia artística

_No existen objetos artísticos, existen experiencias artísticas y objetos apropiados para provocarlas.

Javier Blanco, 1999

 

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Nice to meet you. 1994

En mis primeras reflexiones acerca del hecho artístico, me debatía en conocer la verdadera esencia del arte. ¿Por qué unas cosas son artísticas  y otras no?, ¿por qué lo son para unos pero no lo son para otros…?. Deduje que en esta discusión intervienen dos sujetos: la obra artística y las personas que lo juzgan. La clave estaba en la interacción de ambos, el arte no es una cosa tangible, es una sensación, una experiencia, una chispa de conocimiento intuitivo que se produce en determinadas personas enfrente de determinadas obras, en determinados momentos. “No existen objetos artísticos, existen experiencias artísticas y objetos apropiados para provocarlas”.

Parece ser que en efecto existen obras (objetos, espacios, acciones, sonidos, textos…) que están concebidas para provocar estas experiencias (artísticas). Incluso una serie de personas especializadas en crearlas, los artistas: personas capaces de captar esas experiencias en la realidad y de alguna manera (no existe el método artístico) darles forma o materializarlas en su obra, en un proceso de concreción mediante el que comprenden esa realidad.

De esta forma la obra artística parece ser un medio donde el artista pretende imprimir una experiencia, que en la realidad es instantánea, con la esperanza de que ésta reproduzca la experiencia en el espectador.

Se hace evidente que la comunicación con medio artístico no está garantizada, en el mejor de los casos el espectador consigue interpretar la obra. Difícilmente el espectador recibirá las mismas experiencias que tuvo el artista en el proceso de creación de la obra. Pero aun siendo “equívocas” parece ser que el objeto en cuestión si tiene la propiedad de provocar unas experiencias similares en el espectador. Percibir la obra como una interpretación y no como un entendimiento de ésta supone, por un lado, aceptar la inviabilidad de la  comunicación propiamente dicha; y por otro, la actualización necesaria del significado que se le atribuye. Un hacerla presente.Pero no absolutamente presente.

Entiendo la creación artística como un proceso donde mis acciones sobre el material provocan reacciones que me dan que pensar;  no trato pues, de representar unas experiencias pasadas sino que la obra se va formando a través de mis acciones y por tanto en mi más absoluto presente. “La experiencia es producto de unas sensaciones recibidas, toda sensación pertenece al pasado… Sólo la acción es presente.”

Sucede, no obstante, que al presentar la obra lo que  se muestra son las huellas de unas  acciones: son sensaciones, experiencias por las ya se ha pasado.

Y habiendo llegado a la conclusión de que mi creación artística lo es en el más absoluto presente porque no se refiere a mis experiencias pasadas sino a mis acciones, entiendo que cuando el espectador percibe mi acción, aunque sea en directo, conforma su experiencia a través de las sensaciones que recibe, y aunque esa experiencia es instantánea, no pertenece propiamente a su presente sino al mío. “Ves lo pasado”.

Para ser fiel a mi idea de interpretacción el espectador debe crear su propio hecho artístico, actuar en la obra para que ésta se inserte en su más absoluto presente.

Pretendo crear unos artefactos, unas instalaciones que sirvan de herramienta, de escenario para que se desarrolle una acción interpretativa completa en el lugar y en el momento en que sucede.

“Porque la obra de arte no tiene vida propia sino en función de que alguien la haga vivir en su espíritu. Pero si lo miramos desde su punto de  vista, ella necesita provocar esa experiencia artística, su ser o no ser obra de arte depende de ser apreciada como tal.”

“INTERPRETACCION: la acción interpretativa” Javier Blanco, 1999.